El 20 de junio quedará recordado en la historia como el día en que se registró la matanza más grande en una cárcel de mujeres en Honduras; en menos de una hora acabaron con la vida de 46 privadas de libertad.
Un infierno en la vida real fue lo que vivieron las reclusas de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), del valle de Támara, escenario de una masacre perpetrada de manera extraoficial por mujeres de la pandilla 18.
Siempre existe otro lado de la historia, la que es contada por las sobrevivientes, quienes al hablar con un medio de comunicación, revelaron detalles escalofriantes sobre lo sucedido ese día.
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Se reían mientras las asesinaban
Las privadas de libertad que sobrevivieron a la reyerta no dejan de escuchar las macabras palabras de las mujeres en su cabeza, “se van a morir todas, perras”, relataron.
Mientras las ejecutoras del homicidio múltiple “caminaban con chalecos antibalas”, “secuestraron al personal administrativo”.
Asimismo, aseguraron que se dirigieron al cuarto cuatro donde se encontraban mujeres de edad mayor, y aprovecharon a fumigarlas, “estaban gravando videos y riéndose”.
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¿Recibieron una advertencia?
“Por mucho eran las 7:20 de la mañana, pasaron lista, ya se sentía olor a gasolina, y el día antes habían tirado un papel que dejáramos de pelar papa y nos pusiéramos vivas”, relató una reclusa.
El desenlace de la historia culminó con la muerte de 46 privadas de libertad; unas murieron calcinadas y otras acribilladas.
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Licenciada en Periodismo (UNAH).
Reportera de los informativos de Canal 11.
Redactora de Once Noticias Digital.
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