Tras la despedida solemne del Papa Francisco, quien falleció a los 88 años debido a un ictus, la Iglesia Católica avanza en el proceso de sucesión.

El reciente pasado sábado, en la Plaza de San Pedro, se celebró su funeral, marcando el inicio de las ceremonias religiosas que concluirán el próximo 4 de mayo con la novena y última misa en la Basílica de San Pedro, dirigida por el cardenal Dominique Mamberti.

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Mientras se cumplen los rituales de despedida, los cardenales han comenzado a reunirse en las congregaciones generales. Estos encuentros son clave para definir la fecha del próximo cónclave y para establecer alianzas que influirán en la elección del nuevo pontífice.

Datos sobre el cónclave

El cónclave, que debe convocarse en un plazo máximo de 20 días tras el fallecimiento del papa, se prevé que inicie entre el 5 y el 10 de mayo. Durante este proceso, los cardenales menores de 80 años se encerrarán en la Capilla Sixtina, como dicta la tradición, para deliberar y votar hasta alcanzar un consenso.

La duración del cónclave es incierta, ya que depende de la rapidez con la que los cardenales logren ponerse de acuerdo.

Una vez elegido el nuevo papa, el anuncio oficial llegará mediante la emblemática «fumata blanca», el humo que brotará de la chimenea de la Capilla Sixtina, señalando al mundo que la Iglesia ya tiene nuevo líder espiritual.

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Con la mirada puesta en estos próximos días cruciales, la Iglesia Católica se prepara para escribir un nuevo capítulo en su historia.

Cardenales se instalan en el Vaticano: sorteo de habitaciones y reglas estrictas antes del Cónclave

Con el Cónclave a punto de comenzar, el Vaticano ya recibe a los cardenales que definirán al sucesor del papa Francisco. El evento, fijado para el 7 de mayo, representa un momento decisivo para los 1.400 millones de católicos en el mundo y transforma a Roma en el centro de atención religiosa.

Los purpurados se alojan en la Casa Santa Marta, donde la convivencia diaria combina la solemnidad de los actos litúrgicos con las conversaciones discretas que empiezan a delinear alianzas y posibles candidaturas.

En espacios como las misas en la Basílica de San Pedro y las Congregaciones generales en el Aula Pablo VI, los cardenales intercambian impresiones más allá de los protocolos oficiales.

Sorteo de las habitaciones

La logística en Santa Marta es estricta. Según el arzobispo Ignazio Sanna, las habitaciones se asignan por sorteo, una medida que busca garantizar la imparcialidad y evitar preferencias.

Aunque la residencia cuenta con comodidades, la austeridad impulsada por el pontificado de Francisco ha dejado su huella, reduciendo ciertos privilegios de épocas pasadas.

Entre las anécdotas que surgen en esta etapa previa, el arzobispo retirado Anselmo Guido Pecorari recordó el curioso caso de un cardenal que, al no saber que el minibar era de pago, consumió su contenido completo y se sorprendió al recibir la factura.

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Además, durante la estancia, los cardenales deben respetar normas estrictas, incluido un toque de queda que limita sus movimientos y promueve el reconocimiento espiritual.

Todo está preparado para que, en un ambiente de oración y reflexión, los líderes eclesiásticos elijan a quien guiará a la Iglesia Católica en los próximos años.