El cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo emérito de Tegucigalpa, compartió para el Vatican News recuerdos entrañables de su amistad con el Papa Francisco, resaltando la profunda humanidad y entrega que caracterizaron al pontífice argentino.

Por lo que Rodríguez Maradiaga recordó que su vínculo con Jorge Bergoglio surgió cuando este fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires. «Me contaron que sería ordenado el ex provincial de los jesuitas en Argentina, el padre Jorge Bergoglio. Luego, en Aparecida, durante la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, trabajamos juntos y allí nos hicimos grandes amigos», relató.

Al referirse a la figura del Papa Francisco como religioso y ser humano, el cardenal hondureño no escatimó elogios: «Fue un religioso ejemplar que vivió sus santos votos de manera heroica. Su austeridad, su cercanía con los pobres y su sencillez en todo momento son pruebas vivas de su entrega», afirmó. Además, destacó momentos significativos del pontificado de Francisco, como la creación del Dicasterio para la Caridad y las acciones concretas para asistir a personas sin hogar.

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Lección de vida: «No pierdas la paz. Yo estoy en paz»

En una anécdota que compartió, Rodríguez Maradiaga comenta que el Santo Padre, al terminar una misa, le ofreció un consejo que aún resuena en su memoria: «No pierdas la paz. Yo estoy en paz.» Para el cardenal hondureño, este gesto sencillo pero poderoso fue una lección de vida que lo ha acompañado desde entonces.

Así mismo, el cardenal señaló que el Papa dejó encaminado uno de sus proyectos más importantes: la sinodalidad. “Incluso en el hospital, seguía pensando en cómo llevar adelante este proyecto. Para él, la sinodalidad es el camino de la Iglesia”, aseguró.

La sinodalidad expresa la identidad de la Iglesia como Pueblo de Dios en camino, en peregrinación hacia el Reino; subraya la dignidad común de todos los cristianos y afirma su corresponsabilidad en la misión evangelizadora.

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Finalmente, al reflexionar sobre el legado que el Papa Francisco dejó en Honduras, Rodríguez Maradiaga destacó el llamado constante a la unidad, la fraternidad y la superación del odio. «Honduras puede alcanzar metas superiores si es capaz de vivir como hermanos, no como enemigos», concluyó.

Con palabras llenas de gratitud y admiración, el cardenal recordó a Francisco como un verdadero servidor de Dios, cuyo ejemplo de vida continúa inspirando al mundo.

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