Una pareja de jóvenes fue ultimada a balazos en la aldea La Cuesta, salida al norte de Tegucigalpa, en un violento hecho que ha conmocionado a los habitantes del sector.

Las víctimas ya fueron identificadas plenamente como Isaías David Matamoros de 17 años y otra joven de nombre Ashley Aguilar Majano quien era una joven madre de 21 años.

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De acuerdo algunos datos revelados, la pareja habría sido obligada a subir a un vehículo y después de un recorrido, los bajaron y ejecutaron a sangre fría, el crimen fue perpetrado por presuntos sicarios que abandonaron los cuerpos en esa zona habitacional.

La Policía Nacional investiga el caso, pero hasta el momento no ha revelado los motivos del ataque ni ha identificado a los responsables; aunque trasciende en las redes sociales que podría estar vinculado a un supuesto «ajuste de cuenta».

(Foto: cortesía)

Familiares lloran el deceso violento del adolescente

Las lágrimas y los gritos de dolor marcaron el traslado del cuerpo de Isaías David. El desgarrador momento vivido por su familia, especialmente por una jovencita que sería su hermana, dejó una imagen de profundo sufrimiento en las afueras de la morgue capitalina.

«¡Sacalo de ahí, mami, Isaías!», clamaba entre sollozos mientras su madre intentaba calmarla. El féretro, de color café oscuro, fue colocado en un vehículo negro, en medio de escenas de llanto y desconsuelo.

(Foto: Estalin Irías)

Muertes violentas de menores en Honduras

Este nuevo hecho de sangre revive la preocupación por homicidios de menores en el país. Organismos de derechos humanos han advertido sobre la falta de políticas efectivas para frenar la violencia que afecta a la niñez y juventud hondureña, quienes con frecuencia se ven atrapados en contextos de criminalidad.

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Según cifras del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), en los últimos años se ha reportado un preocupante aumento de asesinatos de niños, niñas y adolescentes, muchos de ellos víctimas colaterales de estructuras criminales. La impunidad en estos casos es alarmante y contribuye a que los responsables continúen actuando con total libertad, mientras las familias hondureñas lloran la pérdida de sus seres queridos.