La situación de cientos de migrantes hondureños varados en México se ha vuelto crítica tras el endurecimiento de las políticas migratorias del gobierno de Estados Unidos, encabezado por Donald Trump.

Las restricciones impuestas desde enero de 2025 han frenado los avances de quienes aspiraban a obtener asilo o protección en territorio estadounidense.

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Uno de los principales obstáculos ha sido la cancelación del programa CBP One, una plataforma digital que facilitaba el agendamiento de citas para solicitudes de refugio.

Según explicó el vicecanciller hondureño Antonio García, la suspensión abrupta de este sistema dejó a miles de personas sin opciones claras para continuar con sus trámites migratorios. “Quedaron en el aire, sin cita, sin oportunidad de pedir protección”, expresó el funcionario.

Muchos de estos migrantes se encuentran desde hace más de 100 días en albergues improvisados en ciudades fronterizas mexicanas, viviendo en condiciones precarias y expuestos a altos niveles de violencia e inseguridad. A pesar del esfuerzo de las autoridades locales por brindarles refugio temporal, crece el temor de una posible deportación masiva ante la falta de acuerdos bilaterales sólidos.

El experto en temas migratorios Fernando Castro advirtió que desde el 11 de abril, el personal militar estadounidense ha sido autorizado a custodiar a quienes crucen ilegalmente la frontera, en espera de ser entregados al Departamento de Seguridad Nacional. Además, una orden presidencial permite la utilización de terrenos públicos para facilitar las operaciones militares relacionadas con la vigilancia fronteriza.

Organizaciones defensoras de derechos humanos han alertado sobre el creciente riesgo al que están expuestos los migrantes, no solo por las políticas migratorias, sino por la violencia en territorio mexicano.

En lo que va del año, más de 11 mil hondureños han sido deportados, de los cuales cerca de 9 mil corresponden a acciones directas del gobierno de Trump.

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Mientras algunos migrantes consideran regresar a Honduras, otros aún mantienen la esperanza de lograr una oportunidad al norte. Sin embargo, el panorama se torna cada vez más incierto y tenso para quienes se encuentran atrapados entre fronteras, sin respuestas claras ni garantías de seguridad.