Irán lanzó este lunes una nueva oleada de misiles contra ciudades israelíes, dejando al menos 11 muertos, según servicios de emergencia locales. Los proyectiles impactaron en Tel Aviv, Petaj-Tikva, Bnei-Brak y Haifa, provocando incendios y derrumbes en edificios residenciales. La Guardia Revolucionaria iraní calificó la operación como un «éxito» y amenazó con represalias más devastadoras si Israel continúa sus ataques.

Este ataque es una respuesta directa a cuatro noches consecutivas de bombardeos israelíes en territorio iraní, que han dejado más de 224 muertos y un millar de heridos, según fuentes oficiales de Teherán.

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Israel bombardea instalaciones nucleares y medios estatales iraníes

Mientras tanto, Israel intensificó su ofensiva con ataques aéreos contra blancos estratégicos en Irán, incluyendo el centro de enriquecimiento de uranio en Natanz y la sede de la televisión estatal (IRIB) en Teherán. La emisión fue interrumpida abruptamente durante un programa en vivo, en un mensaje claro contra la maquinaria propagandística del régimen.

El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, advirtió: «El megáfono de la propaganda iraní está a punto de desaparecer», mientras ordenaba la evacuación de civiles en zonas cercanas a objetivos militares.

EE.UU. advierte a sus ciudadanos y la ONU busca frenar la crisis

Ante la escalada, el Departamento de Estado estadounidense emitió una alerta de «no viajar» a Israel, citando riesgos de ataques con misiles y drones. Mientras tanto, un grupo de intelectuales iraníes, incluida la Premio Nobel de la Paz Narges Mohammadi, exigió a la ONU presionar a Teherán para detener su programa nuclear y evitar una guerra mayor.

En el ámbito diplomático, Turquía ofreció mediar, y el G7, reunido en Canadá, priorizó una salida negociada. Sin embargo, las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no dejan margen para el apaciguamiento: «Controlamos los cielos de Teherán y eliminaremos las amenazas nucleares de Irán».

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¿Hacia una guerra abierta?

Esta es la primera vez en décadas que ambos países se enfrentan militarmente de forma directa, rompiendo con años de conflicto encubierto. Con Teherán en alerta máxima y civiles atrapados en el fuego cruzado, la comunidad internacional intenta evitar una catástrofe regional.

Mientras tanto, el mundo observa: los mercados petroleros reaccionan con alza de precios, y el riesgo de una confrontación global crece a cada hora.