¿La única hermana del papa Francisco estará presente en el funeral en Roma?
Tras el fallecimiento del Papa Francisco, muchos feligreses se han preguntado si su única hermana sobreviviente, María Elena Bergoglio, asistiría al funeral en Roma.
A pocas horas del funeral del Papa Francisco, la mirada también se posa sobre su familia, particularmente sobre su única hermana sobreviviente, María Elena Bergoglio, de 77 años.
Desde su hogar en Argentina, vive el duelo en un entorno íntimo, acompañada por su hijo José Ignacio Bergoglio y rodeada del cariño de quienes, a pesar de la distancia, comparten su dolor.

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Hermana del papa Francisco
La muerte del pontífice se conoció en la madrugada del lunes, pero su familia se esforzó para que María Elena recibiera la noticia de manera cuidadosa.
Según relató su hijo a BBC Mundo, las primeras 48 horas tras el fallecimiento de Francisco fueron «muy movilizadoras», marcadas por la oración, la introspección y una avalancha de mensajes de cariño provenientes de todas partes del mundo.
A lo largo de los años, la relación entre María Elena y Jorge Mario Bergoglio se mantuvo fuerte y entrañable.

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Aunque el papado impuso una separación física inevitable, nunca dejaron de comunicarse: mantenían charlas telefónicas semanales, y antes de la elección papal, los encuentros personales eran habituales.
José Ignacio recuerda con ternura esa conexión: «Ella era muy unida con el Santo Padre. Conversaban una vez por semana en este tiempo en el que Francisco fue Papa». Por eso, la pérdida de su hermano ha significado un golpe doloroso para María Elena.
«Aunque pudimos estar para contenerla, acompañarla y abrazarla, su dolor es inmenso. Perdió a su último hermano, sin haber podido reencontrarse con él desde 2013», explicó su hijo.
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Ante la inminencia del funeral en Roma, la familia tomó una decisión serena pero profunda: permanecer en Argentina.
«Tenemos la convicción de que nuestro lugar es quedarnos acá. Y más allá de esa convicción, si mi madre no viaja, yo necesito estar cerca de ella», afirmó José Ignacio.
El consuelo para la familia radica en la certeza de que Jorge Mario Bergoglio, más allá de su figura como líder de la Iglesia, vuelve ahora a ser «nuestro Jorge», como lo describe su sobrino.
Para María Elena, la distancia impuesta por la misión papal fue uno de los sacrificios más grandes, pero siempre prevaleció el amor y la comprensión hacia el propósito que su hermano abrazó.
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Hoy, desde su hogar en Argentina, María Elena enfrenta la ausencia definitiva de su querido Jorge, sabiendo que el amor fraterno que los unió sigue vivo más allá del tiempo y de la distancia.