El Congreso Nacional retomó sus sesiones este martes, tras una larga pausa provocada por el receso de Semana Santa y más de dos meses de inactividad. El regreso al hemiciclo se produce en medio de un creciente malestar social y cuestionamientos de diversos sectores, que señalan la falta de una agenda clara y coherente para abordar los principales desafíos socioeconómicos del país.

Falta de acuerdos y ausencia de agenda

Durante el prolongado periodo sin sesiones efectivas, múltiples propuestas de ley y temas urgentes quedaron relegados, incluyendo la discusión y aprobación de normativas clave en materia económica, social y de seguridad.

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La ausencia de un plan de trabajo estructurado ha generado críticas por parte de la ciudadanía y sectores productivos, que consideran que el Congreso ha fallado en responder a las necesidades más apremiantes del país.

Consecuencias para la población

Desde distintos sectores de la sociedad civil se advierte que la inactividad del Congreso tiene efectos directos en la calidad de vida de la población, ya que impide el avance de normativas orientadas a mejorar el acceso a servicios públicos, fortalecer la economía y garantizar los derechos fundamentales.

Intereses políticos en la agenda

Además, se ha denunciado la existencia de intereses políticos que estarían manipulando la agenda legislativa para incluir iniciativas polémicas, como una nueva propuesta de ley tributaria, sin contar con los consensos necesarios ni transparencia en el proceso de discusión.

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Pérdida de confianza ciudadana

La parálisis legislativa prolongada ha profundizado la percepción de ineficiencia institucional y debilitado la confianza ciudadana en el rol del Congreso como poder del Estado. La expectativa ahora recae en que las sesiones retomadas se traduzcan en acciones concretas y no solo en formalismos parlamentarios.