El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el despliegue de tropas del Ejército y del Cuerpo de Marines en la frontera con México.
La medida, que ha generado controversia, tiene como principal objetivo reforzar las políticas de seguridad y reducir la cantidad de migrantes que intentan ingresar al país de manera irregular.
Este operativo histórico movilizó a más de 1,500 efectivos adicionales, incluidos 500 marines, que se suman a los 2,200 miembros de la Guardia Nacional y 4,500 reservistas que ya se encontraban en la zona.
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La Casa Blanca destacó que las tropas tienen como misión «proteger y defender la integridad territorial de Estados Unidos».
El despliegue se concentra en varios estados fronterizos, como California, Baja California, Sonora y Tamaulipas, donde se han instalado campamentos temporales y puntos de vigilancia.
Las fuerzas militares también utilizan helicópteros para realizar patrullajes aéreos y el transporte de personal, con el fin de apoyar las tareas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
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La operación incluye, además, el uso de aeronaves militares, como los C-47, para llevar a cabo deportaciones. Según la Casa Blanca, el primer vuelo de deportación ya fue realizado, trasladando a 80 migrantes detenidos hacia Guatemala.
Aunque la presencia de tropas regulares en la frontera es una novedad, el gobierno ha señalado que su rol se limita a funciones de apoyo, como la vigilancia y el mantenimiento de las barreras físicas.
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