El Real Madrid tomó una postura firme a pocas horas de la gran final de la Copa del Rey frente al Barcelona, programada para este sábado en Sevilla.

El club blanco decidió no asistir a los actos oficiales previos al encuentro: rueda de prensa, entrenamiento oficial y cena protocolaria.

La decisión responde al malestar que provocaron recientes declaraciones de los árbitros designados para la final, quienes reaccionaron a una serie de vídeos publicados que cuestionaban su imparcialidad.

Desde la institución merengue consideran esas palabras como una muestra clara de hostilidad.

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El Madrid pidió cambios y la tensión se eleva

El club solicitó un cambio de árbitros para proteger la imagen del torneo y de las instituciones involucradas.

Sin embargo, esa petición fue rechazada, lo que ha generado incertidumbre sobre la participación del equipo en la final.

Con el ambiente caldeado y sin señales de reconciliación, el partido más esperado del fútbol español entra en una etapa de tensión que podría alterar su desarrollo. La pelota aún no rueda, pero el conflicto ya está en marcha.

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