Durante el Mundial de Brasil 2014, un curioso episodio enfrentó al Papa Francisco y a su propia Guardia Suiza.

En los octavos de final, Argentina y Suiza se midieron en un partido que, más allá del deporte, generó una simpática rivalidad dentro del Vaticano.

El Papa Francisco, ferviente aficionado al fútbol y seguidor del club San Lorenzo, bromeó con los guardias suizos diciendo: «Va a ser la guerra», en referencia al inminente duelo entre ambas selecciones.

A pesar de la invitación de los guardias para ver el partido juntos en el cuartel, Francisco declinó, diciendo: «Desgraciadamente no puedo», manteniendo así su promesa de neutralidad durante el torneo.

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Un partido intenso y una victoria agónica

El encuentro entre Argentina y Suiza fue una verdadera batalla en el campo. Con el marcador empatado durante los 90 minutos reglamentarios, fue en el tiempo suplementario cuando Ángel Di María, asistido por Lionel Messi, anotó el gol que selló la victoria albiceleste.

A pesar de un susto final con un remate suizo al palo, Argentina avanzó a cuartos de final, dejando atrás a la selección que contaba con el apoyo de la Guardia Suiza.

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Fútbol y fraternidad en el Vaticano

La Guardia Suiza, compuesta por 110 efectivos, siguió el Mundial con entusiasmo. Instalaron una pantalla gigante en su cuartel, decorado con césped artificial y banderas de los países participantes, creando un ambiente festivo para disfrutar de los partidos.

Este episodio refleja cómo el fútbol puede generar momentos de camaradería y buen humor, incluso en el corazón del Vaticano.

El Mundial de Brasil 2014 no solo dejó huellas en el ámbito deportivo, sino también anécdotas entrañables como la vivida entre el Papa Francisco y su Guardia Suiza, recordándonos que el fútbol trasciende fronteras y jerarquías.

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