El Papa Francisco había vuelto a mostrarse en público. Su presencia durante la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Pascua, parecía transmitir un mensaje: el Pontífice permanecía en lucha por su mejoría.

Incluso recibió brevemente al vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance. Todo indicaba una recuperación progresiva luego de un difícil proceso clínico a inicios de este 2025.

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Desde mediados de febrero, cuando fue ingresado por una bronquitis persistente, comenzaron a evidenciarse complicaciones que preocuparon a su equipo médico. Lo que inicialmente parecía un tratamiento rutinario se transformó pronto en un cuadro “complejo”, como lo describió la Santa Sede. La infección que lo aquejaba no era una sola ni simple: se trataba de una infección polimicrobiana, es decir, causada por distintos tipos de microorganismos que comprometieron severamente su organismo.

(Foto: AP)

Días después, se confirmó que el Sumo Pontífice había desarrollado una neumonía bilateral. Esta condición, al afectar ambos pulmones, generó serias dificultades respiratorias. A pesar de que los informes posteriores hablaban de cierta mejoría, la gravedad no desaparecía.

El 22 de febrero, su situación se tornó crítica. Una crisis respiratoria lo dejó dependiente del oxígeno, y fue diagnosticado con trombocitopenia, una disminución de plaquetas provocada por anemia. El diagnóstico se agravó al día siguiente con la aparición de una insuficiencia renal leve, otro indicio de que el cuerpo del Pontífice comenzaba a ceder, lo que generó preocupación.

Luego de eso, cada parte médico destacaba mejoras: la estabilización de los valores sanguíneos, la reducción de episodios respiratorios agudos y su alta hospitalaria el 23 de marzo alimentaron la percepción de que Jorge Mario Bergoglio estaba superando la crisis, según lo informado por el Vaticano.

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Nada hacía prever que, tras aparecer ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro, su salud volvería a declinar de manera definitiva.

La mañana de este lunes, a las 7:35 (hora local), el Papa Francisco falleció. Aunque la Santa Sede no ha especificado la causa, fuentes cercanas confirman que su muerte fue consecuencia de complicaciones derivadas de aquella neumonía bilateral que, desde febrero, nunca dejó de comprometer seriamente su salud.

«Papa Francisco muere», así fue el anuncio del Vaticano: