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Tegucigalpa moderniza su infraestructura, pero no atiende su grave problema de agua

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El sueño de que en pocos años la capital se convierta en una de las ciudades más modernas de Centroamérica no podrá hacerse realidad mientras no se logre resolver la escasez cada vez más crítica.

 

Los paisajes y la belleza escénica de aquella Tegucigalpa de hace cuatro décadas sólo viven en la mente de los capitalinos de mayor edad, o en una que otra postal. La Tegucigalpa de hoy es muy distinta, más moderna y poblada, pero sin los espesos pinares que rodeaban la fría capital de Honduras.

El actual alcalde del Distrito Central, Nazry “Tito” Asfura, es actualmente uno de los ediles más populares y el mejor calificado del país por su eficiente gestión, ya que ha logrado cambiar el rostro obsoleto y desordenado de la capital por uno más moderno.

Sofisticados carriles aéreos, túneles, pasos a desnivel, pasos peatonales y vías más amplias se aprecian por todos los puntos de la capital.

Además, el edil promete que en estos 10 meses que restan de su gobierno habrá un cambio gigantesco en Tegucigalpa, mucho más que lo visto en los últimos tres años.

Durante la administración del alcalde Nasry «Tito» Asfura, la capital hondureña ha tenido un cambio radical por lo que no se descarta que en pocos años se convierta en una de las ciudades más modernas de Centroamérica. El alcalde Asfura afirma que las inversiones en Tegucigalpa y Comayagüela ya sobrepasan los mil millones de lempiras.

Sin embargo, todo este desarrollo levantado con hierro y concreto será inútil si la ciudad no logra resolver el grave problema de escasez de agua que desde hace mucho tiempo le aqueja.

Sus dos principales embalses, Los Laureles y Concepción, retienen cada vez menos agua, mientras la demanda del vital líquido aumenta en la ciudad.

Para hacer más oscuro el panorama, la deforestación, los daños ocasionados por el gorgojo descortezador e incendios forestales cada vez más frecuentes y dañinos, como el que acabó en los últimos días con más de 30 hectáreas de bosque en El Hatillo, hacen que la producción de agua de las montañas baje sustancialmente, al tiempo que cambian el paisaje y deterioran el agradable clima al que los capitalinos estaban acostumbrados.

Otro factor de la deforestación es la acelerada migración del campo a la ciudad, lo que provoca el surgimiento de nuevos asentamientos humanos e invasiones en los alrededores del casco urbano, creando extensos cinturones de pobreza donde difícilmente podrán contar con servicios básicos, ya que no estaban dentro de los planes de la ingeniería municipal.

Debido a la pobreza de los nuevos habitantes en la capital, estos se vieron obligados a cortar árboles para convertirlos en leña para sus fogones y para levantar las construcciones de las viviendas, fenómeno que fue creciendo rápidamente, por lo que ahora solo se miran cerros desolados.

Se necesitan reforestar unas 25 mil hectáreas

Carlos Alberto Pineda, viceministro de MiAmbiente, señala que a nivel del Distrito Central urge restaurar unas 25 mil hectáreas de bosque.

El plazo para lograr este objetivo es a 10 años, es decir en 2026, y al momento se ha logrado un 10 por ciento con la siembra de medio millón de árboles.

Se agudiza crisis por falta de agua

La falta de agua y las temperaturas que superan los 35 grados centígrados son un grave problema para los angustiados capitalinos que solo aire reciben en sus tuberías y las fuentes cada vez se ven más reducidas. En cada sector la gente se queja que el agua les llega cada semana, una vez cada 15 días o al mes.

Al menos 1.3 millones de habitantes de los barrios, colonias y zonas residenciales de Tegucigalpa y Comayaguela son víctimas de la poca capacidad en la ciudad para almacenar el líquido, debido a que hace más de dos décadas no se construyen nuevas represas y todos los inviernos se pierden millones de metros cúbicos, según las mismas autoridades.

“Esto es una calamidad, no hay agua ni para remedio, uno no sabe qué hacer, sino tenemos dinero nos morimos de la sed, porque a la fuerza hay que tener 30 lempiras para comprar un barril”, comentó la señora Ada Martínez, de la colonia La Soledad, al norte de la capital.

Recordó que antes por esa zona había filtraciones de agua donde se hacían pequeños pozos para lavar ropa, los trastes de la cocina o bañarse, pero todo se ha secado porque hay más casas en los alrededores.

En los sitios altos de Comayagüela los únicos que llevan el agua son las cisternas que comercializan el preciado líquido, esto se ha vuelto en un negocio rentable en la época seca, ya que la compran al SANAA por menos de diez lempiras el barril y la venden a 30.

Una escasez paradójica

Honduras genera 2.300 metros cúbicos de agua por segundo. Sin embargo, en Tegucigalpa, el 40 % de las familias capitalinas no la reciben en sus casas y se abastecen a través de los camiones cisternas que pasan por sus barrios.

Aproximadamente, 500.000 personas en Tegucigalpa utilizan desde hace años estas alternativas. Sin embargo, pagan el metro cúbico más caro que en un hotel de cinco estrellas.

“Es la inequidad que vivimos en el país. El pobre paga más por el agua. Por ejemplo, si usted tiene poder adquisitivo y está conectado a la red del SANAA paga ocho lempiras por metro cúbico de agua –1,30 dólares-. Si usted es un pobre conectado paga un lempira por un metro cúbico–0,60 dólares-. Hasta ahí se respeta el nivel socioeconómico. Ahora, si usted vive en una colonia marginal y compra el agua a un camión, paga más de cien lempiras por metro cúbico –5,30 dólares-. Están cobrando el diésel”, argumenta el ingeniero Moncada, ex gerente del SANAA y director del ERSAP (Ente Regulador del Servicio de Agua Potable).

Posibles soluciones

El gerente de infraestructura de Tegucigalpa, Roberto Zablah, manifiesta que actualmente se realizan varios estudios para abastecer de agua a la capital.

En tal sentido, indicó que entre los estudios se encuentra la construcción de una represa en Ojojona y el trasvase de la represa de Nacaome.

Zablah dijo que no se descarta el racionamiento de agua para los capitalinos debido a que continúan bajando los índices de las represas que abastecen del vital líquido a la ciudad. Mencionó que el pago que realizan todos los abonados serán utilizados para la mejora del abastecimiento.

Aseguró que pronto se tendrá el trasvase de la represa de la zona sur para Tegucigalpa debido a las licitaciones que se han realizado.

“Con el trasvase, no se abandonan las iniciativas de las represas de Guacerique II o río del Hombre, sino que apuestan por alternativa mientras logran las otras construcciones”, dijo.

El nombre de la represa es José Cecilio del Valle y se localiza en el municipio de San Antonio de Flores, en Choluteca, pero se le conoce como Nacaome.

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