Su lucha contra los criminales hicieron que se ganara el respeto de los buenos y el odio de los malos.
La noche del jueves 18 de abril del 2013, mientras se conducía en su vehículo particular hacia su casa de habitación luego de concluir sus habituales clases en la facultad de Derecho de la UNAH, el fiscal Orlan Arturo Chávez fue atacado a balazos por sicarios, muriendo pocos minutos después.
El abogado Chávez circulaba en un automóvil Mazda BT50 sin placas por la calle que va del Estadio Nacional al puente Juan Ramón Molina.
De esta forma, el plomo apagaba una vida que valía oro. Un hombre de familia, un profesional destacado que impulsó leyes contra el crimen organizado y el Lavado de Activos, pero que se conducía solo e indefenso por las calles de Tegucigalpa.
Era entonces el coordinador de la Unidad Contra el Lavado de Activos de la Fiscalía de Privación de Dominio. Sus ejecutorias contra las estructuras criminales hicieron que se ganara el respeto de los buenos, pero también el odio de los malos.
Se le conocía como “El Fiscal de Oro” por sus extensos conocimientos en materia penal. Era originario de Salamá y tenía 52 años.
Orlan Chávez era un profesional de derecho que se ganó el respeto de sus colegas por su vasto conocimiento, su sed de aprender y por compartir sus experiencias.
Se graduó con honores en la cerrera de Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, a pesar de las serias limitaciones económicas por las que atravesó.
Su labor como fiscal la compartió como catedrático de la Facultad de Derecho de la UNAH. Una de las virtudes que más se le reconocieron fueron su entrega y actitud rectilínea en su trabajo.
Asimismo, egresó del Postgrado de Derecho Penal y Procesal Penal de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) con calificación de sobresaliente y fue el primer lugar en la Escuela de Investigación Criminal de la Academia Nacional de Policía de la República de Guatemala, de la 12 promoción.
Asimismo, participó en la redacción y discusión de la Ley Contra el Delito de Lavado de Activos (Decreto 45-2002); redactor del proyecto de Reglamento de la Oficina Administradora de Bienes Incautados (OABI) y asesor del proyecto de Reglamento de Inversiones de Bienes Incautados.
Redactó el anteproyecto de Ley Contra el Financiamiento al Terrorismo; impulsó en el 2001 el anteproyecto de decreto presentado ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ) acerca de la figura de jueces itinerantes instructores para el conocimiento de delitos relacionados con criminalidad organizada.
Considerado como uno de los Fiscales con mayor experiencia, capacidad y honradez dentro del Ministerio Público, adonde ingresó en 1996, su primera designación fue en El Progreso, Yoro.
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Que pesar, como se apago una luz tan radiante,
ya sabemos porque matan a los fiscales. Un conocido mío fue fiscal y tuvo que irse del país por fuertes amenazas de muerte.