Alarma y consternación se viven en Honduras tras el incremento de muertes violentas de mujeres en distintas zonas del país, en menos de 48 horas, dos crímenes estremecieron a la población

En Olancho, una hondureña se suma a las muertes violentas en Honduras, luego de que una mujer perdiera la vida a manos de sujetos desconocidos en su propia vivienda.

La violencia golpeó con fuerza a la comunidad de Las Parras, en Juticalpa, Olancho, cuando Lesli Fortín, una mujer de 52 años, fue asesinada a balazos dentro de su pulpería.

Lea También: Joven con presunto instinto caníbal mantiene preocupados a pobladores en Copán

Según versiones preliminares, dos individuos a bordo de una motocicleta llegaron al lugar, y minutos después, los vecinos escucharon múltiples detonaciones.

Nieto asesina brutalmente a su abuela en Colón

Mientras que el jueves 1 de mayo, otro hecho violento estremeció a Honduras. Esta vez, en el sector de El Higuerito, en Trujillo, departamento de Colón, una mujer de 62 años, identificada como María Fernanda Medina, fue asesinada por su propio nieto.

El agresor, Pedro Antonio García Alonzo, atacó de forma sorpresiva a su abuela con un arma blanca, causándole heridas mortales.

Tras cometer el crimen, fue detenido por agentes de la Policía Nacional. Testimonios de personas cercanas indican que el joven presentaba problemas mentales y una fuerte adicción al alcohol.

Lea También: Hallan el cuerpo de Aníbal Gutiérrez, hondureño desaparecido en El Paraíso

Muertes violentas de mujeres en Honduras 2025

Frente a los hechos, la directora de la Asociación Calidad de Vida, Ana Cruz, expresó su preocupación por el repunte de muertes violentas contra mujeres en el país.

En lo que va del año, se contabilizan al menos 76 asesinatos de mujeres, muchos de ellos en circunstancias de extrema crueldad.

Lea También: Entre lágrimas y dolor le dan el último adiós a Elizabeth Gutiérrez enfermera que fue encontrada sin vida en Colón

Honduras vive momentos críticos ante la creciente violencia contra las mujeres. Los recientes crímenes no solo enlutan a dos familias, sino que reavivan la urgente necesidad de justicia, prevención y una verdadera protección para las mujeres hondureñas.