La crisis en el sistema sanitario hondureño ha alcanzado un nuevo punto crítico tras la propuesta de la ministra de Salud, Carla Paredes, de autorizar la contratación de médicos no colegiados para atender la creciente demanda en hospitales y centros de salud del país.

La medida, planteada como una solución temporal ante la escasez de profesionales especializados, ha provocado una fuerte reacción de rechazo por parte del gremio médico, organizaciones civiles y amplios sectores de la sociedad.

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Según explicó la ministra Paredes en una reciente conferencia de prensa, el objetivo es “garantizar atención inmediata a miles de pacientes que actualmente enfrentan demoras inaceptables en servicios médicos esenciales”. Sin embargo, para muchos expertos, permitir que profesionales sin colegiación ejerzan medicina compromete seriamente la calidad del servicio y pone en riesgo la vida de los pacientes.

Es importante mencionar que, las estadísticas son alarmantes: en varios hospitales del país, las áreas de emergencia y consulta externa operan con menos del 50% del personal requerido.

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La migración de médicos hondureños a países como España, Estados Unidos y Costa Rica se ha acelerado en los últimos años, impulsada por bajos salarios, falta de equipo y condiciones laborales inadecuadas. Frente a la polémica, diversas voces han comenzado a proponer soluciones estructurales para enfrentar la crisis de salud.

Entre las propuestas destacan la mejora de los salarios, la inversión en infraestructura hospitalaria y la creación de incentivos económicos y profesionales para que los médicos hondureños permanezcan en el país.