Cuando haya fumata blanca en el Vaticano, ¿cuál es el protocolo que sigue?
Tras la muerte de Francisco, el mundo vuelve a dirigir su mirada al Vaticano, donde se desarrolla el cónclave que elegirá al nuevo papa. Y mientras la Capilla Sixtina permanece cerrada al mundo, una antigua tradición guía a millones de fieles: el color del humo que sale de su chimenea.
Desde el miércoles 7 de mayo, los 133 cardenales electores menores de 80 años están reunidos para elegir al sucesor del papa Francisco. Hasta ahora, tres fumatas negras han indicado que no se ha alcanzado el consenso necesario. Pero cuando el humo que se eleve sea blanco, significará que un nuevo líder espiritual ha sido elegido.
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Pero, ¿qué ocurre una vez que la fumata blanca se eleva al cielo romano?
Este sistema de señales de humo, conocido como fumata, se remonta al siglo XIX. Se utiliza para anunciar el resultado de las votaciones secretas dentro del cónclave. El humo negro indica que ningún candidato ha recibido los dos tercios necesarios; el blanco, en cambio, es la señal de que: Habemus Papam.
La generación del humo se produce gracias a dos estufas instaladas en la Capilla Sixtina. La primera, una pieza histórica fundida en 1938, se emplea para quemar las papeletas tras cada votación. La segunda, más moderna, fue añadida en 2005 y está equipada con tecnología que permite producir humo blanco o negro mediante compuestos químicos.
El negro se obtiene con perclorato de potasio, antraceno y azufre, mientras que el blanco se genera con clorato de potasio, lactosa y resina de conífera ámbar, una fórmula mucho más visible que la antigua utilizada.
Una vez que se confirma el humo blanco, se activa un protocolo lleno de simbolismo. El cardenal elegido debe aceptar el cargo y elegir el nombre que usará como papa. Luego se retira a la llamada Sala de las Lágrimas, una pequeña estancia donde puede tener un momento de recogimiento. Allí le espera una selección de vestiduras: sotanas blancas de distintos tamaños, sobrepellices, estolas y zapatos, preparados con antelación.
Desde ahí, el nuevo papa se dirige al balcón central de la Basílica de San Pedro. Antes, el protodiácono —el cardenal Dominique Mamberti en esta ocasión— lo presenta formalmente ante el mundo. Entonces, el pontífice saluda a los fieles y otorga la bendición urbi et orbi.
Aunque el proceso de elección podría durar días, los antecedentes más recientes (2005 y 2013) sugieren que podría concluir rápidamente. Sin embargo, el cónclave más largo de la historia duró casi tres años, entre 1268 y 1271, lo que demuestra que, aunque las reglas han cambiado, la elección del papa sigue siendo un evento rodeado de incertidumbre y tradición.
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La fumata blanca traerá más que un nuevo nombre: será el inicio de una nueva era para la Iglesia Católica.