La noche del domingo prometía ser histórica para Francia al mantener a la extrema derecha fuera del poder, pero este lunes 8 de julio reveló un panorama de incertidumbre en las elecciones legislativas.
El presidente Emmanuel Macron, había convocado las elecciones anticipadas con la esperanza de clarificar el panorama político en Francia, pero los resultados de la segunda vuelta han dejado un Parlamento dividido y un futuro lleno de desafíos, según expertos.
El NFP, considerado una combinación de partidos que van desde la extrema izquierda hasta posiciones moderadas, emergió como el grupo más grande en la Asamblea Nacional con 182 escaños, seguido de cerca por la alianza centrista Ensemble de Macron con 163 escaños.
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Giro sorpresivo
El RN y sus aliados, a pesar de liderar inicialmente la primera vuelta, quedaron en tercer lugar con 143 escaños; dando un resultado sorpresivo.
Sin embargo, la falta de una mayoría absoluta de 289 escaños significa que Francia ahora enfrenta un Parlamento dividido, obligando a un complejo proceso de negociaciones y coaliciones para formar un gobierno estable.
A pesar del aumento del apoyo hacia la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP), que frustró las ambiciones del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN) liderado por Marine Le Pen, la política francesa se encuentra ahora en un estado de turbulencia sin precedentes.
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Para muchos observadores políticos, la victoria del NFP representa más un triunfo del «cordón sanitario» que un dominio absoluto, ya que los partidos mayoritarios se unieron para evitar que la extrema derecha llegara al poder.
El líder del RN, Jordan Bardella, criticó duramente estos movimientos, acusándolos de privar a Francia de un gobierno que él cree necesario para enfrentar los desafíos actuales del país.
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Con la incertidumbre política en el aire y las alianzas aún por definirse, el futuro inmediato de Francia parece marcado por la negociación política intensa y la búsqueda de estabilidad en tiempos de división.