El tenista español llegó a su título de Roland Garros número 10 en su historia, inmortalizando su nombre en París como el mejor jugador de tierra batida
No hay nadie que pueda hacerle frente en el mundo al torero de Manacor. Rafael Nadal conquistó hoy su décimo título de Roland Garros y lo hizo con la suficiencia de los elegidos, de las leyendas que trascienden en el deporte. El balear masacró a Stan Wawrinka con un contundente 6-2. 6-3 y 6-1,en 2 horas y 5 minutos.
Sólo Margaret Court, en 1971, llegó a la cifra mágica de 10 Open de Australia. Ningún hombre lo había conseguido antes. Por tercera vez en su carrera, Nadal completaba un torneo perfecto, anteriormente lo consiguió en 2008 y 2010, acabando con el torneo sin ceder ningún set. Su rival suizo apenas pudo hacer frente al rey de la tierra durante los cinco primeros juegos.
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Las opciones del discípulo de Magnus Norman pasaban por ganar la primera manga y rezar para la que la final no se extendiera hasta un quinto set. Y es que acumulaba 5 horas y 19 minutos más que el balear en sus piernas y jugar en esas condiciones con Nadal que viene de una gran temporada físicamente es demasiado complicado.
Los registros de Rafa en tierra son mayúsculos pero en Roland Garros no encuentran un adjetivo. Ha jugado 81 partidos de los que ha ganado 79. Su porcentaje de efectividad se eleva hasta el 97, 53 por ciento. No es una máquina pero casi.
Rafa suma así su décimo quinto ‘Grand Slam’, el primero en tres años, y se queda a tres de los históricos 18 de Roger Federer. El español no es sólo el chico 10 en Roland Garros sino que lo fue antes en Montecarlo y en Barcelona. En un gesto que honra al torneo, Nadal será el primer jugador que se lleva a casa una réplica exacta de la Copa de los Mosqueteros. Sus continuadas hazañas bien lo valen.
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