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Vecinos de la fábrica de viagra se «quejan» de la vitalidad de sus habitantes

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Los vecinos de Ringaskiddy, el pequeño pueblo pesquero de Irlanda, al que la farmacéutica Pfizer trasladó la producción de Viagra hace ya 20 años, aseguran que el “humo” procedente de la fábrica han dotado a los hombres – y perros – de la localidad, de gran vigor sexual.

“Una inhalación y ya estás excitado”, describe gráficamente un vecino al semanario británico Sunday Times. “Llevamos años respirando gratis el humo del amor”, asegura Debbie O’Grady, una camarera del pub local.

Otra mujer, una viuda que se define como “insinuante”, corrobora que “hay algo en el aire” y, como resultado, “siempre hay un hombre dispuesto a la vuelta de la esquina”.

Pfizer asegura que la presunta potencia sexual de los vecinos de Ringaskiddy no es más que “un mito” y que no existe ninguna fuga de la codiciada pastilla que contamine el aire del pueblo.

Matthew Campbell y Sadie O’Grady en fotografía de Sunday Times.

“Nuestros procesos de fabricación siempre han sido altamente sofisticados, así como rigurosamente regulados”, asegura la farmacéutica en un comunicado.

Sin embargo, una enfermera psiquiátrica entrevistada por el suplemento asegura que “los perros pasean en un estado de constante excitación”, lo que le hace sospechar que “el Viagra se ha filtrado en el suministro de agua” del pueblo.

Mito o realidad, lo cierto es que la historia del repentino vigor sexual de los hombres de este pueblo irlandés, viene desde hace años. En 2003, el diario Telegraph se hacía eco del proyecto de rodar una película sobre los escapes «amorosos» de la fábrica de Pzifer, película que iba a protagonizar la estrella irlandesa Colin Farrell. Sin embargo el proyecto no pasó a más.

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