La impresionante caída de agua supera en altura a las cataratas de Pulhapanzak. Te invitamos a descubrirla…
La belleza natural de Honduras no para de impresionarnos. Hace algunos meses escuchamos de la existencia de una cascada en las montañas de La Esperanza, Intibucá, que superaba la altura de las emblemáticas cataratas de Pulhapanzak.
Con escepticismo decidimos viajar hasta esta región famosa en Honduras por su clima fresco y las diversas comunidades Lencas que la habitan.
Llegamos hasta La Esperanza y empezamos a preguntar entre los lugareños por el camino que debíamos tomar para llegar hasta esta cascada. Desde ese momento nos dimos cuenta que no éramos los únicos que desconocíamos de la existencia de dicha caída de agua.
Finalmente, un grupo de señores que dialogaban en una esquina nos indicaron que debíamos tomar la carretera que conducía hasta la comunidad de Río Grande, en la parte alta de la montaña.
El viaje hasta el lugar fue más que enriquecedor, ya que a lo largo del camino se encuentran una gran cantidad de caseríos habitados por familias lencas dedicadas en su mayoría a la agricultura, principalmente de hortalizas como ser zanahoria, repollo, pepino, brócoli, lechuga y papa, entre otras.
El clima fresco se intensifica a medida que se asciende por la montaña, a través de espesos bosques de pino y liquidámbar, por una carretera que por fortuna se encuentra en muy buen estado y que permite el tránsito incluso de autobuses que cubren la ruta La Esperanza-Río Grande.
La distancia es de aproximadamente 20 kilómetros y el tiempo de recorrido es de una hora, ya que se debe conducir despacio y con precaución.
Al llegar a la comunidad de Río Grande Centro preguntamos nuevamente por la cascada y nos indicaron que tomáramos el desvío que se encuentra junto al campo de fútbol de la comunidad.
Luego de un kilómetro de recorrido llegamos hasta un río que divide las comunidades de Río Grande y Togopala Candelaria y, siguiendo su curso, divisamos en poco tiempo el sitio donde el cauce se precipitaba. Asomar nuestra vista hacia el abismo del inmenso cañón provocó una descarga inmediata de adrenalina, ya que evidentemente estaba ante nuestros ojos la caída de agua más alta de Honduras, de aproximadamente 120 metros de altura.
Sin embargo, la expedición no estaría completa si no lográbamos llegar hasta la parte baja de la cascada.
Para ello nos abocamos a las viviendas situadas cerca del río, y nos encontramos con Albertina Pineda, una joven madre de la etnia Lenca que nos indicó que el camino hacia la cascada era bastante duro, ya que se tiene que bajar por un escarpado sendero que en tramos desaparece. A pesar de ello le pedimos que nos acompañara y accedió.
El descenso tardó más de una hora y luego atravesamos el cañón cuesta arriba a través del cauce del río.
La recompensa por este esfuerzo fue más que gratificante ya que el sitio se conserva virgen y observar la elevación de la cascada nos mostró una perspectiva que sólo estando ahí se puede apreciar.
Antes de caer nuevamente al río, el agua golpea con fuerza un grupo de rocas y forma una segunda cascada, haciendo un total de 120 metros aproximadamente entre ambas, formando una enorme poza en su caída donde sus cristalinas y frías aguas son una invitación al relajamiento.
Luego de descansar un rato y disfrutar la imponente vista de la cascada emprendimos el viaje de regreso, dejando atrás la cascada que ahora llevamos atrapada, en nuestras mentes y en la memoria de nuestra cámara fotográfica.
Ahora que usted también tiene conocimiento de la Cascada de Río Grande, le invitamos a que descubra esta maravilla natural de nuestro país en las próximas vacaciones que programe.
Visiten las Tres Barbas de Cospa
Son tres caídas de agua seguidas en el rio Cospa de Celaque el acceso es por la aldea de El Pacayal Gracias Lempira