Texas, Estados Unidos

El Buró Federal de Investigaciones (FBI) está enfrentando serios problemas para tener acceso al teléfono inteligente de Devin Patrick Kelley, autor de la matanza en una iglesia de Texas.

Patrick Kelley asesinó a 26 personas e hirió a otras 20 en una iglesia bautista de Texas este domingo, cuando se encontraban en misa. Cristopher Combs, agente del FBI encargado de la investigación, afirmó en conferencia de prensa que la agencia no tiene acceso al teléfono del asesino porque está encriptado.

FBI

Esto significa que la información interna del dispositivo no se puede leer sin un código de acceso. El FBI no precisó el tipo de teléfono que es.

«Con el avance de la tecnología, los teléfonos y las encriptaciones, las fuerzas del orden público, ya sea a nivel estatal, local o federal, no pueden acceder a estos teléfonos», aseguró Combs.

El  FBI vivió una situación similar en 2015, cuando un asesino atacó una oficina en San Bernardino, California, en donde el Departamento de Justicia de ese país solicitó una orden judicial para obligar a Apple a desbloquear el dispositivo.

El Departamento de Justicia abandonó el caso después de que una contratista lograra desbloquear el teléfono sin la ayuda de Apple.

Combs no confirmó el tipo de teléfono que usó el asesino de Texas, ya que no «desea que los tipos malos sepan que teléfono comprar para hostigar nuestros esfuerzos».

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La seguridad de los teléfonos móviles, concretamente el cifrado, vuelve ahora a la primera plana en Estados Unidos dada la delicadeza de este asunto en concreto, el que tiene que ver con la matanza en Texas.

No sólo la seguridad sino también la privacidad pues no se descarta que vuelva a iniciarse una batalla dialéctica, y quién sabe si también judicial, con los responsables de la seguridad del teléfono.