La pequeña, de apenas siete años de edad, identificada como Mónica Soad Peña, esperaban a su madre junto a su hermana en la escuela Tiburcio Carías Andino.

Su progenitora es maestra y se  presentó a una reunión administrativa en dicha escuela, cuando ocurrió la tragedia. El aparato aplastó a la niña provocándole la muerte.

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La directora del centro educativo manifiesta que la cámara de refrescos está en desuso y no se explican como fue que le cayó a la niña y pese al intento por salvarle la vida ya era tarde.