El combinado nacional que llevó Luis Fernando Suárez al Mundial de Brasil, ha sido marcado por la tragedia en dos de sus elementos más aguerridos.
El calvario mundialista murió el año 2009, cuando un grupo experimentados de jugadores lograron la clasificación al Mundial de Sudáfrica 2010. Cuatro años después la sorpresa fue volver a ver a una nueva selección logrando su segunda clasificación en suelo jamaiquino. Entre esos seleccionados que lograron algo muy complicado se encontraron los ahora extintos Arnold Peralta y Juan Carlos García.
Jugadores de garra, corazón y pierna fuerte, estos dos jovenes comenzaron a ganarse un puesto en zonas claves del campo que necesitaban un recambio generacional. Arnold era un polifuncional, ya que podía jugar en la mitad de la cancha y en la zona defensiva. García se caracterizó por ser de esos zurdos técnicos que corrían sin parar las bandas.
Adiós para un guerrero del mediocampo
El 10 de diciembre Arnold Peralta estacionaba su camioneta en las afueras de un centro comercial en su natal Ceiba, cuando varios personas no identificados se le acercaron y sin mediar palabras le dispararon provocandole la muerte. Ese 10 de diciembre del 2015, la primera luz se apaga en uno de los jugadores que pudo haber sido pieza clave en la eliminatoria para Jorge Luis Pinto actualmente.
Lea También: Así fueron las últimas horas de Juan Carlos GarcíaAunque Peralta no pudo jugar un tan solo minuto con Honduras en ese mundial por esa lesión, siempre sería tomado en cuenta por entrenadores para pelear los balones en el mediocampo catracho. Olimpia fue la última institución en la que jugó.
Las injusticias del fútbol y la vida lo alejaron de los terrenos de juego
Son esas situaciones inexplicables que tiene la vida. La carrera de Juan Carlos García parecía ir a una velocidad imparable, el club Wigan ordenó realizar unos exámenes al jugador por algo que detectaron en unas pruebas rutinarias. La sorpresa de todos fue saber que el nuevo jugador del equipo inglés padecía de una extraña y peligrosa enfermedad llamada Leucemia.
La institución respondió por el tratamiento y apoyó económicamente a García para buscar una solución rápida a este problema. La mala noticia era que Juan Carlos no podría jugar hasta tener claro que no existía riesgo alguno para volver a los campos donde libró espectaculares batallas.
Lamentablemente y como en esos partidos que tienen que llegar los tiros de penal, el talentoso lateral derecho falleció a la corta edad de 29 años. Su legado lo dejará en los miles de aficionados del balompié catracho que lo recuerdas como un elemento responsable, táctico, respetuoso, alegre y hombre hogareño.
Es así como dos grandes títanes del fútbol se tuvieron que despedir de forma prematura. Dos jugadores que sudaron la camiseta nacional de principio a fin en busca de llevar alegría a un pueblo que respira, come y vive fútbol.
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