El primer juicio realizado en el Vaticano sobre abusos sexuales cometidos terminó con la conclusión de los jueces de que el sacerdote Gabriele Martinelli, quien fue monaguillo del papa, sostuvo una relación con un compañero menor que él, pero sin obligarlo.
Además, la corte halló evidencias de otro crimen perpetrado por el antes monaguillo, corrupción de un menor, pero dijo que este había prescrito.
También se absolvió a Enrico Radice, un rector de 72 años acusado de encubrir los abusos realizados por Martinelli.
Así cierra un juicio que, a lo largo de un año, analizó una de las acusaciones más inusuales de abuso de la Iglesia católica.
Se presumía que los hechos tuvieron lugar entre 2006 y 2012 en un palacio de la Santa Sede que servía de residencia para muchos niños y adolescentes que fungieron como monaguillos en las misas papales.
Martinelli y Radice rechazaron cualquier señalamiento de actuares incorrectos, arguyendo el primero que las afirmaciones en su contra surgían de celos y divisiones a lo interno del Pre-Semanario San Pío X, como se conoce a la instalación.
Hasta ahora, el otrora monaguillo ha estado viviendo en una residencia de ancianos, esperando a que la Diócesis de Como determine el futuro de su carrera en la Iglesia.
El papa Francisco, por su parte, no ha emitido ningún pronunciamiento explícito sobre las decisiones tomadas hoy, que dejan un mal sabor de boca en la comunidad internacional que mostró interés en una posible reforma a lo interno del Vaticano.
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