El debate presidencial más esperado del año cumplió con las expectativas. Los ataques personales desmesurados entre ambos candidatos, fueron los protagonistas de una tensa discusión en la que tuvo que intervenir en reiteradas ocasiones el moderador, Chris Wallace para evitar sobresaltos.
Donald Trump, actual mandatario de los Estados Unidos, quien además es un experto en el «arte» de la nocividad, sacó provecho de su conocida particularidad para poner a prueba la inteligencia emocional de su oponente demócrata, Joe Biden.
Sin embargo, pese a los intentos de Biden para evitar caer en el juego del magnate titular del Ejecutivo norteamericano, su tolerancia terminó siendo aplastada por un Trump feroz que, durante una hora y media, tuvo a su «boca» y su irreverencia como el arma letal que sacó de su quisio al ex vicepresidente.
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La gota que derramó el vaso fue cuando el presidente de EEUU acusó al hijo de su opositor de ser un corrupto por aceptar 3.5 millones de dólares de la mujer del alcalde de Moscú.
Ante este señalamiento, Biden visiblemente molesto por los ataques contra su vástago, tildó a Trump de ser un «payaso». Consciente de su exaltación, pidió disculpas de inmediato.
De la misma manera, descalificó su trabajo durante la pandemia de la COVID-19, de la cual Estados Unidos ha sido el más afectado a nivel mundial.
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