Lo que parecía un trabajo rutinario terminó convirtiéndose en una pesadilla para dos jóvenes hondureños de 25 y 26 años, quienes fueron secuestrados por una estructura criminal en una aldea del municipio de Santa Ana, saliendo al sur del país por Tegucigalpa.

Los hechos ocurrieron el pasado 2 de mayo. Según confirmó la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), los jóvenes llegaron al lugar asignado como parte de sus funciones laborales por una persona que solicitó el servicio de instalación de sistemas de energía renovable.

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Sin embargo, una llamada telefónica cambió todo: «Están rodeados, no se muevan», les advirtieron los secuestradores, que los amenazaron con atacarlos si intentaban escapar.

Momentos después, los delincuentes se comunicaron con el gerente de la empresa, exigiendo más de 200 mil lempiras a cambio de la liberación de los trabajadores. Ante esta amenaza, la compañía presentó una denuncia formal, lo que activó la inmediata intervención de la Unidad Nacional Antisecuestros (UNAS) de la DPI, en el marco del Plan Solución Contra el Crimen Fase III.

Gracias a una operación táctica basada en inteligencia y rastreo, los agentes lograron ubicar a las víctimas y rescatarlas sin que sufrieran ningún tipo de daño físico. La rápida respuesta de las autoridades evitó que se concretara el pago exigido por los criminales.

Aunque los responsables lograron huir antes de ser capturados, las autoridades anunciaron labores investigativas para ubicarlos y llevarlos ante la justicia. Este caso evidencia lo que parece ser una nueva táctica de grupos criminales en el país: utilizar ofertas de trabajo falsas para secuestrar técnicos y empleados de empresas, con el fin de extorsionar a los empleadores.

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La institución policial continúa profundizando las indagaciones, mientras refuerza sus mecanismos de respuesta ante esta nueva forma delictiva.