Están localizadas en el municipio de Santa Ana, muy cerca al Distrito Central, en el departamento de Francisco Morazán.
Este lugar es, en si mismo, una invitación a conocerle, pues quizá el sitio con petroglifos más publicitado de Honduras, además, se encuentra rodeado de hermosos países, que hacen de su decisión la más interesante aventura para salir de la rutina diaria.
El terreno del sitio ha sido comprado por la Organización Nacional Indígena Lenca de Honduras (ONILH), y en recientes fechas ha sido abordado en su estudio como parte del Proyecto de Arte Rupestre (PARUP) del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) con fondos propios y del Fondo de Los Embajadores para la Preservación Cultural de la Embajada de los Estados Unidos de América.
Todo este complejo cavernario consta de cuatro grutas incrustadas en las paredes de roca caliza de la zona, dispuestos tres de ellos en un mismo conjunto, mientras que el cuarto paredón se encuentra frente a estos últimos. Todas cargadas de interesantes figuras humanoides (antropomorfas) y de animales (antropozoomorfas) y geométricas que datan de fechas prehistóricas.
Este sitio es rico en la presencia de una gran cantidad de elementos en pictografías, con una rica y variada gama de representaciones de la figura humana, con ciertos rasgos repetitivos en cuanto a su conformación.
Lea También: JOYA NATURAL ES: Sabanagrande, obligada estación para el gusto y la vistaSe trata de toda una colección de arte rupestre, quizá la más grande que se pueda encontrar en Honduras.
Las cuevas de Ayasta, es el más lejano vestigio de convivencia humana que se pueda registrar hacia atrás en el tiempo en este terruño. Fieles exponentes de un esfuerzo primitivo por plasmar la realidad vivida por esos pobladores en su momento.
Según estudios científicos, se trata de un legado de la etnia Lenca que pobló esta comarca aledaña a Santa Ana. Para llegar hasta las cuevas, hay que disponerse a hacer senderismo, nada intrépido; pero sí muy reconfortante, una caminata a unos 1,600 metros sobre el nivel del mar le asegura aire fresco carga con suficiente oxígeno para asegurar la emoción de la vivencia.
Para llegar desde la capital, debe viajar durante 22 kilómetros hacia Santa Ana por la Carretera del Sur, antes de llegar al Centro Cristiano Manantial, hasta podrá llegar en vehículo, pues de aquí en adelanta comienza el recorrido de poco menos de dos kilómetros.
Al cruzar de cerca por la aldea El Sauce sabrá que está muy cerca de unos de sus destinos, una de las cuevas conocida por el nombre de El Chamán, lugar este en donde las figuras predominantes que se pueden apreciar son las de humanos.
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