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Isla del Cisne: Entre ser una prisión tipo Alcatraz y un destino turístico para ricos y famosos

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Este pequeño archipiélago hondureño situado a 250 kilómetros de la costa Atlántica, está en la mira del gobierno, que busca ponerla de nuevo en el mapa…

Muy poco sabemos los hondureños de esta isla que en el pasado fue utilizada como refugio por los piratas y como centro de operaciones por el gobierno de los Estados Unidos para espiar a Cuba.

De hecho, por mucho tiempo perteneció a Norteamérica, hasta que la guerra fría se fue enfriando y los gringos decidieron que era el momento de devolverla.

El Gobierno hondureño tomó posesión de la isla en septiembre de 1972, en un acto que contó con la presencia del presidente de nuestro país en aquel entonces, Ramón E. Cruz, y el embajador de los Estados Unidos, Hewson A. Ryan.

Aunque esta pugna diplomática duró muchos años, al final la apetecida Isla del Cisne se fue quedando en el olvido, hasta ahora.

El pasado martes 2 de mayo, el presidente Juan Orlando Hernández, viajó hasta este archipiélago acompañado de los directores de los principales medios de comunicación del país, con el fin de que conocieran su potencial y para inaugurar un apostadero Naval de las Fuerzas Armadas, que se encargará de brindar protección permanente al lugar.

Al arribar, el presidente Hernández manifestó que: “Estoy contento de que estemos inaugurando este Apostadero Naval. Es una belleza esta isla. Muchos dicen: ‘hay que ir a poner allá una cárcel’, pero la gente no sabe que tiene un gran potencial en el campo turístico”, señaló el presidente de la República.

De hecho, el nuevo viceministro de Seguridad, Luis Suazo, meses antes de asumir este cargo, había manifestado que no se descartaba la construcción de la cárcel de máxima seguridad denominada «El Pozo IV» en estas islas.

En esa misma ocasión señaló que lo que sí se sabía es que «El Pozo IV» se construirá en una zona cercana al Litoral Atlántico de Honduras.

El presidente Hernández dijo que este novedoso recinto carcelario será muy especial por las condiciones geográficas donde se levantará, así como las metódicas normas de seguridad que rondarán su administración.

De tomar la decisión de construir el Pozo IV aquí, se asemejaría mucho a la Prisión Federal de Alcatraz, una cárcel federal situada frente a la costa de San Francisco, California, EE.UU., la cual funcionó desde 1934 a 1963, y que fuese célebre por ser infranqueable.

Por otra parte, es evidente que entre los planes del presidente Hernández, también figura la idea de aprovechar el potencial turístico de esta isla, que, aunque no posee la belleza natural y escénica que las islas de la Bahía, cuenta con un encanto propio y muy particular.

Las Islas del Cisne, por su lejanía, serían perfectas para edificar un complejo turístico orientado a visitantes que prefieren los sitios apartados y privados, donde puedan disfrutar del sol, la arena y el mar sin personas merodeando.

Acerca de las islas

Las Islas del Cisne son un pequeño archipiélago situado cerca de 250 kilómetros de la costa Atlántica de Honduras y está formado por tres islas: Cisne Grande con (5.5 km²) Cisne Pequeño (2.5 km²) y El Cayo Pájaro Bobo con menos de 0.01 km² de extensión.

El nombre del archipiélago nada tiene que ver con la idea de que hayan existido cisnes en ellas. Su nombre es por el Capitán Swan, Cisne en inglés, quien en 1,680 fue atacado por piratas y finalmente se les unió utilizando su barco Cygnet, que en francés quiere decir “cisne pequeño”.

Por más de dos siglos las islas fueron visitadas por piratas y después fueron consideradas por los Estados Unidos como de su propiedad, finalmente Honduras tomó posesión de ellas en 1972; es interesante saber que en el periodo de ocupación estadounidense fueron construidas en la isla Cine Grande varias instalaciones que van desde áreas residenciales, una pista de aterrizaje, un centro meteorológico y una estación de radio desde donde se interceptaban comunicaciones cubanas.

Preservaron su encanto

Desde 1972 no es permitido el libre acceso a las islas, esto con el objetivo de preservar la fauna endémica y arrecifes de la zona, para ello la Fuerza Naval de Honduras mantiene presencia permanente; el resultado de esa decisión ya tiene sus frutos ya que los arrecifes de la zona están en excelente estado de conservación.

El acceso solo se permite para personas e instituciones que tengan fines científicos o de protección del medio ambiente y es por ello que es muy difícil encontrar fotos de nuestras islas.

La fauna y la flora de las dos islas tienen representantes únicos no encontrados en tierra firme.

Durante el recorrido, el presidente Hernández apreció la belleza natural de las islas, como el verde esmeralda de sus aguas, sus blancas arenas, sus piedras coralinas, el pájaro bobo y los gigantescos garrobos que allí habitan.

Su pista

La isla cuenta con una pista de aterrizaje de terracería que fue construida para operaciones militares, pero que también ha sido usada para el aterrizaje de naves de científicos que han llegado a investigar su estructura geológica, los arrecifes coralinos y la vida silvestre.

La costa sureste de la isla está constituida por acantilados de difícil acceso y es azotada por vientos del sur, mientras que en sus cielos los pájaros bobos vuelan por centenares. Es habitada por iguanas y diversidad de aves y cangrejos.

Las aguas presentan profundidades extremas. En la costa oeste se encuentran arenas blancas y aguas mansas, aptas para actividad turística, lo que ha motivado a hacer propuestas de desarrollo turístico que no se han concretado.

Los soldados comentan que en Cisne Grande deambula una “vaca fantasma”, todos han oído sus mugidos, han observado sus huellas, pero nadie ha podido verla.

Además, oculta ya entre la vegetación hay una vivienda. Una tradición oral da cuenta que su dueña era Carmen Jean, una dama de origen caimanés, y quien también reclamaba ser la dueña de la isla.

 

 

 

 

 

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