IRMA Y HARVEY: El matrimonio con nombre de huracanes

La pareja de 75 años de casados que aún no se acostumbra a verse nombrada diariamente en los MEDIOS.

Ver sus nombres aparecer constantemente en la pantalla del televisor ha sido una experiencia radicalmente nueva para Irma Schumacher y Harvey Schlüter.

Casados desde hace 75 años, la pareja había llevado hasta ahora una vida relativamente tranquila en la ciudad de Spokane, Washington, pero la aparición de dos huracanes consecutivos bautizados como ellos ha sido sin duda una sorpresa mayúscula.

Schluter, que acaba de cumplir 104 años, y Schumacher, de 92, se casaron en 1942 y vivieron toda su vida en Spokane.

Él fue peluquero y comandó su propio local por 45 años antes de jubilarse, mientras que ella fue ama de casa y se dedicó a criar la familia.

Tal vez aquí se halle el aspecto más destacado de la pareja, que decidió de entrada que quería tener una familia grande, similar al ambiente en el cual ellos se habían criado.

Convirtieron su hogar en una casa para niños con discapacidades físicas y retraso mental, y a lo largo de los años recibieron a más de 120 niños, con los cuales tratan de mantenerse en contacto hasta la actualidad.

«No sé cómo fue que nuestros nombres coincidieron justo para aparecer juntos, uno detrás de otro», se preguntó Irma Schumacher en una entrevista con The New York Times, el diario que dio a conocer la existencia de la pareja.

La explicación se desprende de un protocolo sobre huracanes que la Organización Meteorológica Mundial tiene en vigencia desde 1979.

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La institución cuenta con un grupo de 6 nombres rotativos que emplea para los huracanes, alternando el género.

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Los nombres dados a los temporales que se destacan por su violencia e intensidad son retirados y no se vuelven a emplear.

Entre estos nombres a los que seguramente se agregarán los de Harvey e Irma se encuentran Hazel en la década del 50; Carla, Hilda e Inez en los 60; Agnes y David en los 70; Allen, Gilbert y Hugo en los 80; Andrew y Mitch en los 90 e Isabel, Iván, Katrina y Félix en la primera década del siglo XXI.