La «Operación Tun Tun», inicialmente un término asociado a un villancico venezolano, ha adquirido un nuevo y sombrío significado en el contexto político actual.
Desde la reciente jornada electoral del 28 de julio, el gobierno de Nicolás Maduro ha intensificado una campaña de detenciones masivas contra manifestantes y opositores, denominando a esta operación con un nombre que, en sus palabras, representa una dura respuesta a lo que consideran intentos de desestabilización.
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La situación en Venezuela se ha vuelto cada vez más tensa luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamara a Maduro como ganador de las presidenciales.
La oposición, liderada por Edmundo González y María Corina Machado, ha cuestionado los resultados y denuncia irregularidades significativas, incluyendo la falta de transparencia en la publicación de las actas de votación, que el CNE atribuye a un hackeo informático.
El conflicto ha escalado con el anuncio de una nueva «Operación Tun Tun», que ha resultado en más de 1.000 arrestos en solo una semana, según Foro Penal.
Esta operación ha generado un clima de miedo sin precedentes en el país, con detenciones que se han producido tanto en zonas residenciales de alto nivel como en barrios populares. Se reporta que los detenidos son predominantemente jóvenes, y entre ellos hay un número creciente de adolescentes.
La represión se ha visto acompañada de una intensificación de las campañas de denuncia y vigilancia. La dirección del CICPC ha instado a la población a reportar cualquier “campaña de odio” en las redes sociales, un llamado que ha generado una ola de temor y autocensura.
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Expertos en derechos humanos alertan sobre la falta de procedimientos legales adecuados y las graves violaciones a los derechos de los detenidos, que incluyen la negación de acceso a abogados de confianza y la realización de audiencias en condiciones irregulares.
