La historia de secuestro y liberación de dos migrantes hondureños en México llevó a que, tras atar cabos, se dieran cuenta de que quienes los «vendieron» fueron las mismas personas a quienes confiaron su viaje.
El hallazgo se hizo debido a que, si bien los dos migrantes catrachos no se conocían, las dos familias en Honduras coincidieron cuando la banda criminal les pidió el rescate a ambas.
El traficante de personas escogido por ambas personas había sido el mismo, así como el trágico giro fue igual.
El total del rescate exigido fue de 7 mil dólares, casi 168 mil lempiras, que los dos grupos de familiares lograron recolectar para salvar las vidas de sus seres queridos.
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Autoridades aseguran tomar acciones
Julián Hernández, jefe de la Dirección Nacional de Servicios Policiales Fronterizos, aseguró en una entrevista que su institución refuerza los escudos terrestre, naval y aéreo debido a este tipo de incidentes.
“Estos trabajos se realizan de forma conjunta con otros entes de seguridad encargados de la migración de nuestro país para poder evitar delitos al respecto”, señaló Hernández.
Los entes hondureños encargados de monitorear y perseguir esta clase de delitos, aseguran que el funcionamiento de estas redes es posible solo con organización internacional, por lo cual estas estructuras criminales a menudo se asientan en los países de la ruta migratoria.
«Ese tipo de problemas no será resuelto si solo una nación trabaja en solventar el problema», señaló.
Para finales de agosto pasado, se reportó que en Honduras más de 200 sospechosos fueron detenidos por el delito de tráfico de personas.
El negocio que operan estos individuos, aseguran desde la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha provocado la desaparición de «más de 600» compatriotas desde 2014.
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