Úrsula Bahillo era la única hija de Adolfo y Patricia, quienes durante 10 años hicieron un tratamiento de fertilidad para poder ser padres, estaba por cumplir 19 años y se solidarizaba con las víctimas de violencia de género.
En medio de su propia lucha contra la justicia indiferente, “Resistir y seguir” era la frase con la que Úrsula comenzó a identificarse en las últimas semanas, cuando denunció a su expareja y policía bonaerense Matías Ezequiel Martínez por amenazas y violencia.
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Sin embargo, este lunes, a penas 18 días antes de que festejara su cumpleaños número 19, la asesinó, de 15 puñaladas entre unos pastizales en el noreste de la provincia de Buenos Aires, Argentina.
Era Fanática de River y de los tatuajes. Sus padres reconocidos de Rojas por su local “Urbana”, una pequeña heladería y confitería de su propiedad en la plaza central del lugar.
La noticia del natalicio de la joven se recibió en 2001 con mucha emoción por la pareja, dijo su madre Patricia.
«Doy gracias a Dios que mi hija fue una hija que no tomaba, no fumaba, no bebía, jamás. Por lo tanto, se fue un ángel al cielo y hoy es una mártir por haber derramado su sangre por una persona realmente asesina, violadora», expresó al terminar el velatorio.
En las últimas horas, el rostro de la víctima dejó de ser reflejo de dolor y consternación para convertirse en una bandera de reclamo y movilizaciones en La Plata y en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, contra la negligencia de las autoridades y la violencia machista.
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