Aceptémoslo, estas no pueden ser consideradas en lo absoluto, condiciones pedagógicas, el caso de escuela Héctor Danilo Moya, de la ciudad de Olanchito, Yoro, es emblemático de la precariedad del sistema educativo nacional, que amerita pronta atención, eficaz y sincera.
[jwplayer b6P1Y2GF]Olanchito, es una de las pocas ciudades al nororiente de Honduras, cuna de reconocidas personalidades versadas que han dado realce a las letras hondureñas, por lo que es conocida también como, «La Ciudad Cívica». Paradógicamente, es donde hoy un nutrido grupo de niños recibe clases prácticamente a la intemperie.
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Como la educación más que un derecho humano es una necesidad, a pesar de no contar con un edificio, los padres de familia se ven obligados a matricular sus preciosos tesoros en esta escuela, en donde ellos saben con suerte van a recibir clases en una galera o cobertizo, porque la otra opción será la “protectora” sombra del árbol más cercano.
Una de las maestras expresó que a esas precarias condiciones se suma la alta población escolar con que cuenta, en su caso, el sexto grado y sí tienen un aula, misma que es compartida por los niñitos de kínder y los de pre escolar, debido a que son los más vulnerables; porque dentro de toda esta lipidia de infraestructura, requieren una consideración especial.
Ante esta situación algunas autoridades educativa ofrecieron su concurso para procurar ayuda hacia este centro educativo.
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