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El Cachiro podría estar suministrando más información para lograr una sentencia más leve

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Es sumamente inusual que en la Corte de Nueva York se suspenda una audiencia para dictar sentencia.

 

Lo que en Honduras es una costumbre, en los Estados Unidos es bastante extraño. La suspensión de la audiencia en la que se le dictaría sentencia a Devis Leonel Rivera Maradiaga, el Cachiro, llamó poderosamente la atención de los periodistas que cubren los hechos en la Corte de Nueva York.

De acuerdo a lo programado, el juez John Koeltl dictaría sentencia al ex líder del cartel el pasado viernes 14 de abril, pero sin dar explicación alguna, la fecha de la audiencia se trasladó para el 27 de octubre.

Los comunicadores de esta fuente judicial indican que generalmente la Corte informa con anticipación a los periodistas cuando hará un cambio de fecha y en muy raras ocasiones se hace a última hora, como ocurrió el pasado viernes santo con el Cachiro.

Además, refieren que en los registros de la Corte se pueden leer las órdenes giradas por el juez o una solicitud de suspensión o cambio de fecha de parte de la Fiscalía o la Defensa, lo cual no sucedió.

Relatan que la Sala se mantuvo cerrada y los comunicadores no tuvieron acceso a la misma. Igualmente, señalan que no se pudo observar a abogados ni fiscales, lo que significa que ellos sí estaban enterados del cambio de último momento.

Ante la extraña situación, los periodistas se abocaron al centro de información de la corte para saber las razones por las que había sido suspendido la audiencia, pero ahí les indicaron que la fecha pautada para la sentencia era ese día, y no habían recibido instrucciones del cambio para hacer un comunicado.

Por lo anterior, se dirigieron a la oficina del Juez Koeltl, donde su secretaria igualmente les comunicó que desconocía los motivos de la suspensión de la sentencia.

Por todo lo anterior, lo único que les queda a los periodistas para explicar tan extraño suceso es la sospecha y la especulación, por lo que consideran que la audiencia se pudo suspender debido a que el Cachiro tenía más información para suministrar y lograr un mejor acuerdo con la fiscalía.

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22 reuniones con fiscales

Entre el 5 de diciembre de 2013 y el 21 de septiembre de 2015, Leonel Rivera se reunió 22 veces con fiscales estadounidenses para dar información y negociar su entrega, según documentos judiciales a los que accedió Once Digital.

Los dos hermanos Rivera Maradiaga se entregaron a la DEA en enero de 2015, Leonel en las Bahamas y Javier en Miami. En abril de 2016, ambos se declararon culpables de los cinco delitos de los que son acusados, entre ellos asesinato, liderazgo de una banda de narcotraficantes y conspiración para enviar drogas a Estados Unidos.

Los Cachiros recibían la droga de Colombia que llegaba en aviones o lanchas rápidas y la transportaban por tierra hasta Guatemala, desde donde viajaría a México y luego a Estados Unidos, contó Leonel Rivera en su primera aparición como testigo del caso contra Fabio Lobo el 6 de marzo.

Según Rivera, a cambio de sobornos el cartel era protegido por Fabio Lobo y por el entonces presidente Porfirio Lobo, su hermano Ramón «Moncho» Lobo, el actual ministro de Seguridad Julián Pacheco o el diputado Antonio Hernández, hermano del presidente Juan Orlando Hernández, así como por policías y militares corruptos.

Todos niegan tajantemente las acusaciones menos Fabio Lobo, capturado en 2015 por la DEA en Haití. Se ha declarado culpable de narcotráfico y será sentenciado el 30 de mayo.

«Acuerdo con el diablo»

Los crímenes que Leonel Rivera admitió cometer acarrean una pena mínima de cadena perpetua, pero su suerte depende del juez Koeltl.

Su acuerdo con la fiscalía, firmado el 14 de abril de 2016, prevé la eliminación de los cinco cargos en su contra si dice la verdad, no comete más crímenes y testifica cuando el gobierno se lo pide. El gobierno también podría otorgarle una carta «5K1» que pide una reducción de la sentencia y eventualmente acogerle en el programa de protección de testigos.

«Es el acuerdo con el diablo», dijo un abogado allegado al caso. «Este hombre ha admitido matar a 78 personas» pero el juez «tiene total discreción a la hora de decidir su sentencia». En teoría, «podría salir caminando de la corte» y luego obtener una nueva identidad.

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