Internacional

Bin Salman considera a Trump como un “verdadero amigo de los musulmanes»

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El presidente Trump recibió en la Casa Blanca al príncipe saudita Mohammed bin Salman, segundo en la línea de sucesión al trono, para una discusión que posiblemente trató sobre las oportunidades de inversión en el Reino.

En unas declaraciones posteriores, recogidas por ‘Bloomberg’, el consejero saudita afirmó que aunque Washington y Riad habían «experimentado anteriormente diferencias de opinión», el encuentro «puso las cosas en el camino correcto y marcó un cambio significativo en las relaciones».

Las dos partes hablaron sobre el polémico veto migratorio de Trump, que afecta a seis países de mayoría musulmana, aunque la monarquía del Golfo no está incluida. «Arabia Saudita no cree que esta medida esté dirigida a los países musulmanes o a la religión del Islam», afirma el texto, y señala que Riad cree que la prohibición tiene como único objetivo impedir que los terroristas ingresen a Estados Unidos.

En este sentido, Trump ha sido criticado en varias ocasiones por no haber incluido al Reino saudita en la lista, a pesar de que la mayoría de los terroristas de los atentados del 11 de septiembre procedían de ese país. Algunos expertos consideraron que el mandatario estadounidense no quería poner en peligro las fuertes relaciones comerciales entre ambos países.

El texto continúa explicando que «el presidente Trump expresó su profundo respeto por la religión del Islam, considerando que es una de las religiones divinas que tiene grandes principios humanos secuestrados por grupos radicales».

Además, asegura que el príncipe bin Salman considera a Trump como un «verdadero amigo de los musulmanes que servirá al mundo musulmán de una forma inimaginable», y señala que el presidente estadounidenses es muy diferente a cómo los medios de comunicación, entre otros, lo han retratado.

Este es el primer encuentro de Trump desde su investidura presidencial con el poderoso enviado saudita, quien lidera los esfuerzos de su reino para revivir las finanzas estatales, diversificando la economía que hasta ahora depende sobre todo de las ganancias de la producción de crudo, cuyos precios han venido declinando.

El reino saudita no solo compite en los mercados mundiales con los productores de crudo estadounidenses, sino que también necesita que EE.UU. le siga comprando petróleo. Arabia Saudita es el segundo mayor exportador de crudo a EE.UU. después de Canadá, pero la demanda ha disminuido en años recientes.

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