Un estudio de médicos e investigadores españoles, publicado en la revista “Nutrients”, reveló que administrar zinc a los enfermos por COVID-19 puede acelerar su recuperación y evitar que lleguen a estados más graves.
Científicos del Hospital del Mar, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Cataluña, demostraron que los pacientes infectados con niveles bajos de zinc en sangre sufren una mortalidad alta y tiempo de recuperación largo.
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Según la investigación, las personas con menor nivel de zinc en la sangre son el 21%, frente al 5% de aquellos con niveles más altos, resultado de ensayos in vitro en que se demostró el efecto protector de este elemento.
Por ello, los doctores descubrieron que suplementar con el medicamento a los pacientes con el virus es una estrategia para disminuir los decesos, el tiempo de recuperación y evitar efectos de la enfermedad en los grupos de riesgo.
El profesional de la salud, Robert Güerri, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, explicó “el zinc es un elemento esencial para el mantenimiento de una gran variedad de procesos biológicos”.
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Agregó, “la alteración de sus niveles provoca un incremento de la susceptibilidad a infecciones y un incremento de la respuesta inflamatoria”.
“Dadas las comorbilidades asociadas al déficit de zinc y por su acción inmunomodulador y antiviral, los niveles de este elemento y su suplementación pueden ser herramientas útiles para tratar los casos de COVID-19”, indicó Güerri.
Asimismo, el estudio reveló que el incremento de una unidad de zinc en el plasma sanguíneo está directamente vinculado a la reducción de un 7% del riesgo de morir por coronavirus.
Los resultados obtenidos corroboran que el mal pronóstico en los enfermos con bajas concentraciones de zinc está causando tanto el efecto que su carencia provoca en el desequilibrio inmune como por el intercambio de la carga viral.
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