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Mujer adicta al sexo cuenta lo difícil que ha sido su vida

Mujer adicta al sexo
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«Incluso tener sexo cinco veces al día no era suficiente», admite Rebecca Barker, una madre británica de tres niños.

Es madre de tres niños. Tenía todo para ser feliz. Pero cayó en una profunda depresión. Esta es la historia de Rebecca Barker, una británica que quiso contar el drama que atravesó por su adicción al sexo.

Rebecca relató su enfermedad a la cadena de noticias BBC. Expuso cómo eran sus días, interminables, en los que en lo único que pensaba desde que despertaba hasta que se acostaba extenuada era en lo mismo: sexo, sexo, sexo. Lo cual fue imposible de sostener por parte de su pareja.

«En el peor momento, incluso tener sexo cinco veces al día no era suficiente. Me daba un subidón insantáneo y cinco minutos después volvía a quererlo», relató la mujer. La historia de Barker recorre el mundo.

Pero también cree que le sucedió por una profunda depresión que atravesaba y que le diagnosticaron en 2012. Fue luego del nacimiento de su tercer hijo. «Me volví ermitaña. Me quedaba en casa porque me daba vergüenza que solo pudiera pensar en eso. Incluso aunque nadie pudiera leerme la mente, me sentía muy incómoda al estar rodeada de gente», contó.

Rebecca contó que su pareja en un inicio parecía complacido, pero que al poco tiempo ya se sentía acorralado e incómodo ante la adictiva necesidad. «Al principio no le importaba, pero hacia el final no podía entenderlo en absoluto».

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Después de varios meses empezó a preguntarse por qué pasaba y qué lo provocaba. «Me acusó de tener otra relación. Pensó que eso debía hacerme sentir culpable y que por eso quería tener sexo con él todo el tiempo», explicó la mujer, quien debió recurrir a una terapia psiquiátrica.

La situación llegó a un punto de quiebre. Fue cuando Barker le expresó que se mudaría con su madre para intentar darle un respiro al vínculo. Pero lo que se presentó como una solución terminó siendo el final definitivo. Era 2014. «Cuando me fui le dije que necesitaba ponerme bien. Él me dejó ir y la relación se rompió muy poco tiempo después».

«En aquel momento, yo asistía a una psiquiatra. Me decía que iba a cambiar mi medicación, pero nunca me dijo que había grupos de apoyo ni nada por el estilo», relató la mujer.

Lo que padecía Barker es lo que en psiquiatría se conoce como Trastorno de Comportamiento Sexual Compulsivo, y se espera que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo apruebe como enfermedad durante este mes. Sin embargo, hoy no es tratado como una adicción más.

En la última década, en el Reino Unido, el número de personas que dicen padecer este trastorno del comportamiento se cuadriplicaron, de acuerdo con la Asociación para el Tratamiento de Adicción al Sexo y la Compulsividad (ATSAC, por sus siglas en inglés) de ese país.

Poco tiempo después de la separación, Rebecca decidió mudarse a Francia. Necesitaba cambiar de aire. De lugar. Ese rotundo cambio de vida, asegura, fue lo que la salvó. Lo que la rescató, en parte, de la depresión y de su adicción al sexo. «Adopté muchos cambios en mi estilo de vida para tratar de superarlo, y para mí eso funcionó».

 

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