El francotirador de la Marina estadounidense sostiene que no duda de que acabó con una «amenaza para su equipo» cuando disparó contra Osama Bin Laden.
Robert O’Neill, francotirador de la Marina estadounidense, quedó en la historia como quien disparó e hirió de muerte a Osama Bin Laden en su refugio de Abbotabad (Pakistán), la noche del 2 de mayo del 2011.
Relato del Marine
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“Subí, giré a la derecha y estaba allí. Era una amenaza. No se estaba rindiendo y asumí que podía llevar un chaleco con explosivos por lo que debía afrontarlo como un terrorista suicida y le disparé a la cabeza” relató O’Neill.
El marine detalló: “Vi su cara, su nariz. Reconocí su barba y su cabeza, estaba más delgado de lo que creía”
“Las últimas palabras que escuché fueron de un compañero que estaba enfrente mío. Recuerdo subir detrás y que me dijo que teníamos que subir escaleras arriba para entrar” dijo en EFE.
Además destacó: “No le escuché decir nada. No estaba diciendo nada, se movía con su esposa frente a mí. No dijo nada, yo tampoco dije nada. No se dijo nada”.
Convertido en un «héroe» (aunque son distintas y contradictorias las versiones sobre la autoría de quien disparó) en el museo memorial del 11-S de Nueva York su camisa figura entre los objetos dedicados por el equipo de los SEAL, lo que no ha impedido la quiebra de la confianza entre sus compañeros.
Tras más de 400 misiones en diversos países como Irak o Afganistán, de la arriesgada tarea aquel día en Pakistán, el condecorado militar concluye que ese país asiático es un «aliado, pero tiene como cualquier país sus intereses y nos ayudan cuando les hace falta financiación. Escondían a Bin Laden porque no querían que los atacase Al Qaeda».
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