Opinión Reportajes

Cualquiera puede ser Juan Ángel Dubón

cable color
Por: Luis Chávez

En la espiral interminable de violencia y crimen, parecemos haber acostumbrado a nuestro cerebro (y corazón) al embate noticioso que nos muestra una lista inacabable de muertos en cada rincón del país.

Y debe ser algún mecanismo de defensa el que parezcamos acostumbrados a ver pasar noticias y noticias sobre muertes sin colapsar porque necesitamos seguir con nuestro diario vivir.

Se ha llegado al punto que los crímenes deben tener elementos que los diferencien de los demás para lograr captar la atención y las emociones de la colectividad, ya sea porque son grotescos, únicos o implican alguna identificación entre las víctimas y la población.

Aunque parezca duro, la escena, las circunstancias y los posibles móviles pueden hacernos sentir lejos de un crimen (a menos que sea alguien cercano, por supuesto) y nos da una falsa sensación, sino de seguridad, al menos de distancia.

Pero a veces se dan casos que nos tocan más que otros (injustamente por supuesto) porque los elementos que rodean el crimen fácilmente pueden colocarse en un entorno parecido al nuestro.

Un padre joven y profesional, buena persona, que se conduce en su auto con su esposa y su pequeña hija, rumbo a casa, tal vez después de haber ido al cine o a cenar a un restaurante, es una escena con la que muchos, muchísimos nos podemos identificar.

Por eso el impacto de luego imaginar que desde otro carro le empiezan a disparar y se debe huir, con el terror atrapado dentro del vehículo, con la obligación de pensar a toda velocidad procurando la seguridad de los seres que más amamos, y viendo como última opción detenerse y pedir clemencia a los perseguidores, provoca terror y tristeza porque es fácil colocarse en ese lugar.

Cuando sentimos que una víctima como Juan Ángel Dubón podría haber sido cualquiera de nosotros, difícilmente podemos esquivar nuestras emociones, difícil no imaginar lo trágico que sería para nuestros hijos y nuestras esposas la fatal idea de perder a la cabeza de familia en esas circunstancias. Difícilmente podemos ver a nuestros hijos sin un nudo en la garganta.

Y tal vez es por allí por donde necesariamente tiene que ir el sentimiento para movilizarnos en busca de soluciones al flagelo de la violencia, porque es injusto y cuesta vivir así, pero sobre todo porque muchísimos no queremos, no lo deseamos y le rogamos a Dios no experimentar ni por cerca algo así, porque queda claro, con el respeto de sus familiares dolientes, que cualquiera puede ser Juan Ángel Dubón.

 

cerveza jetstereo viaje el-ahorro

4 Comments

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  • Me parece excelente tus palabras certeras que triste realidad de mi pais me duele en gran manera ver como sangra como llora como sufre y la tasa de seguridad???? En viajes en yate en regalos caros a su amante en carro de lujo para su hijita es….triste…rasquen un poquito y veran donde se mete el dinero el director de la tasa de seguridad ….y asi es que cambia HN…jajaja pobre pueblo pobre

  • Justicia q todos los crímenes quedan impunes siempre en este país.Juananjito de la justicia de Dios nadie se escapa es y seguirá siendo un orgullo para nuestro pueblo y país.