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Controladora o Cómplice ¿QUE TIPO DE MADRE ERES?

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Cada madre cría y educa a sus hijos de forma diferente. Y todas lo hacen bien, pero a continuación te mostraremos qué tipo eres.

Cuando llega un hijo, cada madre se las arregla como puede porque, desgraciadamente, los recién nacidos no vienen con un libro de instrucciones bajo el brazo. Pero hay muchas cosas que todas las mamás tienen en común: los sentimientos de culpabilidad, de sentirse perdidas, indecisas y, alguna que otra vez, al borde de un ataque de nervios cuando sus hijos empiezan a hacerse mayores.

Cada una toma el oficio de ser madre a su manera, pero muchas situaciones son comunes a todas. Para desmitificar todos esos roles que adquirimos, analizar todos esos sentimientos muchas veces contradictorios, para no caer en la trampa de la culpabilidad… dos escritoras, Diana Guelar y Andre Jáuregui, proponen en el manual «Mamás perfectamente imperfectas» una serie de consejos llenos de sabiduría y, sobre todo, de buen humor a los que cada tipo de mamá podrá sacar partido.

Cada una aborda la maternidad a su manera y todas lo hacen bien. Las autoras parten de un inicio: hay madres de todo tipo: las que se pasan horas en la cocina y las que encargan una pizza, las que trabajan fuera y las que lo hacen todo dentro de casa, las que abrigan a sus hijos para que no se enfríen y las que los desabrigan para que desarrollen sus propias defensas… Y todas, todas, lo hacen bien, perfectamente bien.

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En uno de los capítulos de este libro, ellas proponen buscar qué tipo de madre eres, para apoyarte, para que te comprendas y te apartan reflexiones que te ayudarán a disfrutar y recuperar el placer de ser madre.

Estas son las clasificaciones:

1- Madre controladora (o GPS)

Está obsesionada por el control, y se agota ella y agota a los demás. Trata de solucionarlo todo, con lo que el hijo o la hija se sienten perdidos cuando empiezan a tener que tomar sus propias decisiones. Su manera de manifestar su amor es mediante la sobreprotección.

Esta madre tiene que aprender a dejar un poco el control y a respetar la privacidad de sus hijos. Darles espacio para que se desarrollen y establecer tratos basados en la confianza mutua, en los que madre e hijo/a cedan cada uno un poco.

 

2- Madre perfeccionista.

La perfección es una trampa. Queremos lo mejor para ellos, pero ese afán, cuando es excesivo, puede conducir al fracaso o la decepción. ¿Es necesario que los hijos sean perfectos, que lo hagan todo bien? Es deseable estimular a los hijos y ayudarles a vencer sus dificultades. Lo malo es cuando les pedimos demasiado.

Las mamás perfeccionistas deberían poner el foco no tanto en los resultados como en el proceso; flexibilizar la mirada para contemplar a sus hijos como son, no como quisiéramos que fueran; respetar sus intereses, habilidades y limitaciones, tomando cada logro como un motivo de celebración y cada fracaso como una oportunidad para aprender a hacer las cosas de una manera diferente.

3- Madre cómplice.

Es la que quiere ser la mejor amiga de sus hijos. Pero con la mejor intención de ser «simbiótica», es posible que se termine transformando en «parásito», y pasar a «alimentarse» de sus vidas, de sus estilos, de sus amigos, de sus costumbres.

Esta mamá tiene que tomar conciencia de que los adolescentes necesitan compararse con un modelo distinto a ellos, más adulto, más sabio, capaz de guiarlos y protegerlos, que no es lo que obtienen cuando actuamos como sus pares.

 

4- Madre competitiva.

Vivimos en una cultura obsesionada con la juventud y la belleza. No es extraño, por tanto, que los temas del cuerpo y la edad puedan llegar a convertirse en una especie de lucha entre madres e hijas. Un problema añadido es que no nos permitimos tener «envidia» de nuestras hijas, de sus cuerpos tonificados y sus pieles perfectas. Entonces aparece la culpa y ocultamos y negamos estos pensamientos perturbadores.

Aceptar que efectivamente estamos compitiendo, aunque no queramos, con nuestra hija, «nos permitirá hacernos responsables de cambiar algunas conductas específicas que están jugando en contra del bienestar emocional de los hijos y embarullado nuestra relación con ellos».

5- Madre sobreprotectora.

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Para esta madre, todo lo que les pasa a sus hijos es de ella. No existe para ella límite entre sí misma y sus retoños, y le cuesta reconocer que el hijo es otra persona. Para los hijos, esto puede ser muy perturbador. Cuando nos apropiamos de lo que les sucede a nuestros hijos estamos robandoles su derecho a sentir sus propias emociones y entorpeciendo su capacidad de desplegar sus propios recursos.

La mamá «que se apropia» tiene que esforzarse por ser consciente de que no podemos evitar que nuestros hijos sufran ni que se equivoquen.

 

¿Observando esta pequeña lista, que tipo de madre eres? Déjanos tu opinión.

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