La sangre volvió a correr en el violentado gremio que se ve acosado a diario por la extorsión de bandas, pandillas y maras en el país
La muerte se volvió a ensañar contra el rubro del transporte en las últimas horas, cuando individuos a bordo de dos motocicletas acribillaron hasta quitarle la vida a un transportista que se encontraba en una gasolinera cercana a la colonia Altos de la Independencia en Comayagüela.
La víctima fue identificada con el nombre de Luis Felipe Lazo Martínez de 56 años, quien era propietario de varios buses rapiditos y de buses grandes.
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La versión que se maneja, es que a Lazo Martínez fue interceptado por dos hombres que sin mediar palabra le dispararon en varias ocasiones cuando el occiso se encontraba estacionado en su camioneta Toyota Prado, color blanca, en una gasolinera ubicada en el referido lugar, informó el parte policial.
El cuerpo del transportista quedó tirado a un lado de su automóvil. La Policía Nacional expresó que Lazo Martínez portaba un arma de fuego, misma que no pudo accionar al tiempo de ser tiroteado.
El empresario del transporte era originario de El Triunfo, Choluteca, pero residía en la capital Tegucigalpa.
La escena del crimen fue rodeada por elementos militares y agentes policiales, mismos, que en primera instancia, fueron alertados de un tiroteo pero cuando llegaron al lugar solo quedaban los restos de Lazo Martínez.
Los cuerpos de investigación todavía no confirman las causas del crimen.
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Cabe señalar que tanto en Tegucigalpa y en San Pedro Sula se han registrado constantes asesinatos contra transportistas.
En muchas ocasiones han paralizado labores como medida de presión al Gobierno y las autoridades por estos crímenes en contra de conductores, dirigentes y empresarios.
La semana anterior en San Pedro Sula el presidente de la Ruta 7 de San Pedro Sula murió tras ser atacado a balazos, su asesinato se ligó al cobro de la extorsión.
Extorsión sigue derramando sangre en el transporte
El año pasado producto de la extorsión, casi 200 de transportistas fueron ultimados por el “impuesto de guerra” o extorsión.
Las pandillas o maras no perdonan la vida de los luchadores conductores de buses, taxis, mototaxis, despachadores y empresarios de este violentado gremio.
Ayer en el pintoresco y turístico municipio de Ojojona, los transportistas decidieron realizar un paro de labores porque ya no aguantan el mal llamado impuesto de guerra.
Ojojona, que era uno de los lugares más sanos de Honduras, apartado y visitado por turistas, por ser patrimonio cultural del país, ahora presenta los mismos males que las grandes ciudades.
¿Usted qué opina?